DIAS 17 Y 18. EN EL PARAISO

Nuestra cabaña

 

El mar desde la ventana

 

Senderos de la isla

En la panga donde fui a bucear

El guia se trajo un pescadito cuando fuimos de buceo

Disfrutando de la Toña y el mar

Os vamos a contar un poco nuestros dias en la isla, aunque no difieren mucho unos de otros.

Nos solemos despertar entre las 06:30 y las 07:30 de la mañana, un poco mas tarde que en otros lugares de Nicaragua. Os parecera muy temprano, pero aqui amanece a las 05:30 y oscurece a las 17:30, por lo que hay que aprovechar las horas de luz. Ademas normalmente a las 21:30 ya estamos durmiendo.

Sobre las 08:00 de la mañana suelen pasar unas niñas vendiendo pan de coco,  que es como una mona pero con ligero sabor a coco y esta rico, rico. Con eso y unos cortes de sandia desayunamos en el porche de la cabaña con vistas a las cristalinas aguas del Caribe. Luego paseamos un poco por la playa para rebajar el desayuno y nos bañamos un buen rato. Mas tarde nos vamos a dar una vuelta por el pueblo, que mas bien son unas cuantas casas, pequeños hoteles y restaurantes para extranjeros. La poblacion de la isla es mayoritariamente de raza negra, aunque tambien hay mestizos. Todo el mundo te saluda cuando pasas, el ambiente es muy parecido al anuncio de Malibu, ese de : “¡¡¡Me estais estresaaaaando!!!”

De regreso a las cabañas mientras que Merce lee tumbada en la hamaca, yo me voy a bucear un rato en los arrecifes que estan un poco retirados de la costa. El primer dia vi dos langostas, la pena es no poder pescarlas para que nos las haga Carlitos, que cocina de maravilla. Fue cocinero de un barco mercante durante 35 años, asi que un poco de experiencia si que tiene.

Como ya os contamos, Carlitos es el dueño de las cabañas donde nos alojamos y es un tio muy atento y servicial. Hemos acertado quedandonos aqui, aunque el nombre de Carlitos no le pega nada a un negraco de 1,90 de estatura.

Pues eso, que todo es tranquilidad por aqui, estamos en la parte contraria al pueblo donde hay otros dos lugares de cabañas parecidas a las nuestras rodeadas de cocoteros y nada mas. Bueno, la tranquilidad se trunco una noche en que todos los veinteañeros de la isla se juntaron en el bar de Carlitos y no pararon de beber ron hasta altas horas de la madrugada. La verdad que nosotros nos retiramos pronto y no nos enteramos demasiado de la bulla.

El resto de las noches han sido muy tranquilas y las pasamos cenando el pescado que nos prepara Carlitos y observando a nuestros pocos y peculiares vecinos. Casi todo el mundo es de Estados Unidos o de Canada y algunos pocos europeos, somos los unicos españoles en toda la isla.

Tambien hemos hecho alguna actividad, no todo ha sido estar tumbado a la bartola. La ultima tarde nos ofrecieron llevarnos a hacer snorkel por 10$. A Merce no le apetecio y me fui en una lancha con unos 5 o 6 guiris mas y dos negritos de la isla. En el primer arrecife donde paramos nos explican que suele haber mucho tiburones. Yo pienso que sera un vacile, pero nada mas tirarme veo el primero posado en la arena del fondo. Sigo nadando y veo dos mas juntos en el fondo y el chaval de la lancha bucea hasta ellos para que se muevan. Luego vimos muchos mas, como una docena. Tambien dicen que suele haber mantas-rayas por esta zona, pero no logramos ver ninguna. Lo que si encontramos es alguna barracuda. Cambiamos de lugar de buceo hasta una zona donde hay menos profundidad y se pueden ver peces y corales de todos los colores. Una despedida genial de Little Corn Island.

Sunrise Paradise-Carlito´s Place 
30$ la cabaña doble con baño. Situada a pocos metros del agua cristalina del Caribe. Para nosotros ha sido un paraiso, como su nombre indica. Carlitos y los trabajadores del hostal y restaurante son buena gente y serviciales. La comida muy buena.